Triste historia sobre un estudio de mercado

“Blancos más blancos y colores más vivos”

Eso deseaba la gente al lavar su ropa. Al menos esa era la respuesta más repetida en los estudios de mercados.

Dicho y hecho, las marcas de detergentes llenaron el mundo de comerciales con ese mensaje.

Lo único que les diferenciaba era cómo lo conseguían.

Unos con el mineral YYY, otros con intensificador de color, y otros con más bla bla bla.

Pasaron los años (y los millones) cuando un grupo de antropólogos dio un dato que dejaría con el culo para atrás a más de uno.

A la gente le daba igual que su ropa brillara en la oscuridad, lo primero que hacían al sacar su colada era acercársela a la cara y comprobar como olía, querían sentirla limpia, eso era todo.

Suponían ya que todos los detergentes limpiaban, es la función de un detergente, se da por hecho. Lo que querían era olerla fresca.

Si hay un elemento del marketing que me parece estúpido son los estudios de mercado.

Es un intento más de la ciencia de meterse donde no es útil. Algo tan humano como las ventas no puede ser tratado como si fuéramos hámsteres, sino como personas que sienten, viven, lloran y ríen.

Lo siento, no puedes conocer a la gente por Google Analytics, acércate a la gente y mira lo que de verdad quieren. Y hazlo mirando a los ojos, ya sabes que mentir no nos importa mucho.

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