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La pregunta de tu publicidad

¿Por qué existe esta empresa y qué podemos hacer por ti?

Esa es la pregunta que debería responder la publicidad de tu marca.

Estamos aquí porque creemos en [ESTO], ¿te unes?

Con empatía, con propósito y con la convicción de que estás dando algo bueno.

Ese porqué es lo que hace que la gente no te compare, que no esté pidiéndote descuentos ni quejándose de tus precios. Compartís algo más que una transacción, va más allá de un producto de usar y tirar.

Cuando la gente cree en lo que tú, tu publicidad se convierte en una necesidad y no en una interrupción más.

Tu empresa lo vale

Tu empresa lo vale.

Lo que pasa es que ahora mismo solo vale mucho para ti.

No digo que no sea valiosa, digo que esa es solo tu impresión personal. Al menos ahora mismo.

Para que tu empresa valga para los demás necesitas algo más. Necesitas una voz de marca.

Una forma de ver el mundo reconocible. Un propósito claro para mejorarlo. Un motivo para existir. Y un mensaje.

Un mensaje memorable que represente justo eso que tu sientes por lo que hacéis.

Si consigues eso, cientos y cientos de personas sentirán esa misma chispa que tu sientes.

De eso va correr la voz. De eso va el marketing.

Eslogans que suenan bien de los que no hablarás nunca

11 de la mañana.

Tengo ganas de un café y me siento en la primera terraza que veo.

El personal es rápido y simpático, en nada tengo un café con hielo sobre la mesa. Estoy dando el primer sorbo cuando veo algo me llama la atención en el interior de la cafetería.

Iluminado con luz indirecta y tenue veo el nombre del local y su eslogan:

Malvada: No soy lo que parezco, soy mucho peor.

Más allá de que el eslogan es gracioso, me obliga a preguntarme ¿Es un nombre al azar, para hacer la gracia o tiene un porqué?

¿Era porque quedaba bien o porque contratan a camareros con mala leche?

¿Un juego de palabras? ¿O un local con postres “malvados” que rompen tu dieta?

Quizá… Hay un mensaje malévolo escrito en cada mesa.

O te multiplican el precio al ir a pagar, y se ríen de ti.

O a la cafetería solo pueden entrar expresidiarios. Toma nicho.

Pero la realidad… No supera la ficción. Lo más probable es que se llame así como podría llamarse Café Pérez y ya.

La diferencia está en que si tu empresa tiene un propósito claro, este tipo de incongruencias no pasan. Y es que es ahí, cuando todo cuadra, que hablamos de ese sitio porque es único.

Imagínate. Malvada: rompemos tu dieta sin remordimientos.

No solo lo habría escrito aquí, créeme, ya habría corrido la voz.

El auge y caída de Podemos

Hablemos del auge y caída de PODEMOS, y sobre todo, de por qué Galapagar importa.

Podemos nació como una moto. Fue un fenómeno que hacía tiempo no se veía en política. La gente estaba ilusionada y no es de extrañar, en marketing y en la vida apoyamos causas justas.

Las causas justas son aquellas que nos gusten más o menos, son legítimas. Y son legítimas porque alguien cree, de corazón, en ellas (o al menos nos lo hace creer).

Podemos canalizó un momento de crispación y frustración social con un mensaje que pedía revolución.

Es más, te gusten sus ideas o no, en los ojos de Pablo Iglesias podías ver que creía en lo que decía. Te invito a que lo escuches ahora y notes la diferencia.

Y esto importa, porque el primer comprador de tu mensaje tienes que ser tú. La gente compra certezas, compra que tu creas en algo porque les muestras el camino.

Podemos llenó tertulias y platós. Se expandió como la pólvora por el mapa e Iglesias era el tipo empático, carismático y que caía bien de entre toda la casta política.

El problema llegó con Galapagar.

Si lees la historia de auge y caída de muchas empresas verás que son calcadas a la de Podemos.

Cuando una empresa nace su causa es revolucionar y desafiar el status quo. Ford lo hizo con los medios de transporte, Apple con el mundo tecnológico y Podemos con la política.

Pero según una causa crece, sus líderes se emborrachan de éxito y poder. Pierden justo aquello que les hizo ganarse el corazón de la gente.

Se olvidan de que están ahí gracias a la gente y para la gente, es ahí cuando sus acciones ya no casan con su causa justa.

Comprarte un tipo de vivienda no es malo. Lo malo es comprar lo que has criticado, volverte aquello que dijiste que nunca serías.

Si lo haces, pagas el precio de la incongruencia. La gente que creía en ti se desilusiona, y tus críticos te desmiembran (y con razón). Quizá no fue el único error que enterró a Podemos, pero sí el más simbólico.

Una prueba tácita de que el marketing va de congruencia, de palabra y de valores. De que cuando una empresa pierde el norte de lo que le hizo crecer o tener cierto éxito, mengua.

A la gente no le pone que tu única causa sea sacar beneficios, lo que quieren es que sigas liderando el camino que les ilusionó.

«Esto es puro marketing»

No hace mucho escuché esto en una tertulia deportiva.

Se hablaba de que el Atlético de Madrid había cambiado de escudo sin consultar a sus socios, y que ahora años después, por culpa de eso tenían que hacer un sondeo sobre si volver al viejo.

Todo iba bien hasta que el tertuliano dijo que el escudo se modificó sin consultar porque era por «puro marketing», que no entendían a la gente.

“Esto es puro marketing”

Lo habrás oído de cuñados, tertulianos y personas que no se han parado a pensar qué es en realidad esta profesión. Y no les culpo.

Cada día nos impactan cientos de anuncios que nos la intentan colar: ya sea mintiendo, adornando la realidad o resultando efectistas en lugar de efectivos: slogans, palabras que suenan bien, canciones pegadizas.

Es normal que tengamos el marketing como sinónimo de adonde vas manzanas traigo.

Pero esto es como confundir a alguien que dispara por accidente con un soldado profesional. Nada tiene que ver.

El marketing solo nace desde la empatía, desde una visión que una empresa (o una persona) tiene para el mundo y de ahí sale la fuerza comunicativa. No es disparar tiros al aire.

Un escudo que se cambia puede ser marketing si…

  • Va en congruencia con una imagen que quiere dar el club. Si el escudo es más minimalista y la marca quiere dar una imagen de sencillez.
  • Si se quiere revindicar algo de acuerdo a sus valores y su visión. Hacemos con este escudo un guiño a un jugador, a un personaje histórico del club.
  • O cualquier cambio que actualice y apoye el propósito del club.

Lo contrario es disparar balas al aire para hacer ruido, pero sin apuntar a ningún lado.

Si tienes una empresa, esto se nota a la legua. Cuando hacemos cosas por hacer, cuando algo se hace porque suena bien y no porque vaya con tu marca… Es cuando a la gente le rechina y dice aquello de «esto es puro marketing».

Porque el marketing, el de verdad, es el que es tan natural a tu marca que no se nota.

Triste historia sobre un estudio de mercado

“Blancos más blancos y colores más vivos”

Eso deseaba la gente al lavar su ropa. Al menos esa era la respuesta más repetida en los estudios de mercados.

Dicho y hecho, las marcas de detergentes llenaron el mundo de comerciales con ese mensaje.

Lo único que les diferenciaba era cómo lo conseguían.

Unos con el mineral YYY, otros con intensificador de color, y otros con más bla bla bla.

Pasaron los años (y los millones) cuando un grupo de antropólogos dio un dato que dejaría con el culo para atrás a más de uno.

A la gente le daba igual que su ropa brillara en la oscuridad, lo primero que hacían al sacar su colada era acercársela a la cara y comprobar como olía, querían sentirla limpia, eso era todo.

Suponían ya que todos los detergentes limpiaban, es la función de un detergente, se da por hecho. Lo que querían era olerla fresca.

Si hay un elemento del marketing que me parece estúpido son los estudios de mercado.

Es un intento más de la ciencia de meterse donde no es útil. Algo tan humano como las ventas no puede ser tratado como si fuéramos hámsteres, sino como personas que sienten, viven, lloran y ríen.

Lo siento, no puedes conocer a la gente por Google Analytics, acércate a la gente y mira lo que de verdad quieren. Y hazlo mirando a los ojos, ya sabes que mentir no nos importa mucho.

¿Persuadir o trabajar la marca de tu empresa?

5 ideas sobre esto:

  • La gente no paga por “marca”, paga por pertenecer a algo, por el intangible que representa tu marca.
  • A la gente le da igual si tu camiseta es de algodón ecológico, lo que le importa es que al vestirla se siente un tipo que cuida del planeta, la marca es la tribu que engloba gente como él.
  • Cuando hay 55 camisetas en el mercado y todas son indiferenciadas solo elegimos entre la que es más barata y la que más nos representa. Todos los mercados tienden a la indiferenciación, por eso la marca importa.
  • El marketing directo, “persuadir”, es importante. Pero cada día menos porque lo que eleva un negocio es la recurrencia de sus clientes, no solo que te prueben puntualmente. Una marca fideliza.
  • Y por último, una marca te obliga a tener una visión, a que tu producto no sea solo un conjunto de características, sino un medio para mejorar el mundo con tu empresa.